
Los centros de visitas de una bodega, son una especie de «museo» que cuenta la historia del vino, de la propia bodega, y de los productos actuales de la misma. Tiene la posibilidad de interacción con el visitante, y el objetivo final es fidelizar al cliente, o generar nuevos consumidores.
Hay un problema fundamental en cuanto a la creación de centros de visitas en bodegas, que son como museos temáticos, pero todos tienen el mismo tema, el vino y su industria. Pero esto es un punto de vista más bien pragmático, es decir, comenzando con la historia propia de la bodega, demostrando en una primera visita cómo es toda la vida de la vid, hasta convertirse en vino, el modo de fabricación, etc. Pero en realidad, allí no se acaba la cuestión, porque está el elemento principal del mundo del vino: La Mística.

La Mística creada alrededor del vino, tiene un par de vertientes, por llamarlas de alguna manera, una es la mística del vino en sí mismo, la que puede generar otras místicas alrededor de cada uno de los tipos de vino conseguidos, y la otra es la mística de la propia bodega.
Cuáles son los elementos que hay que tener en cuenta en el diseño de los espacios de visitantes de una bodega?.
En grandes rasgos, hay que lograr
Impactar, contener, divertir, ser creativos en cuanto a las actividades, y poder vender.
EL IMPACTO:
La Arquitectura Bodeguera puede ser una Nave Industrial espantosa al estilo fabril, o puede ser un elemento arquitectónico que nos «invite» a acceder, a conocerlo, a ingresar. Esto, predispone positivamente al visitante. A nadie le produce un buen efecto visitar un sitio, y lo primero que se ve, la primera impresión, es que no quiere estar allí adentro porque no le irá bien… por lo que la arquitectura debe estar muy bien lograda y tiene que impactar positivamente. ¿Catedral del vino?, no necesariamente. Tampoco debe asustar. No todos los visitantes se sienten comodos con el lujo extremo, o con una arquitectura demasiado monumentalista. Hay que lograr un equilibrio. Debe ser agradable, atractiva, interesante.
CONTENCIÓN:
El visitante, debe sentir la necesidad de quedarse un rato más. Sentir cierto grado de familiaridad con alguna sensación. Los colores, los materiales, deben ser lo suficientemente cálidos para generar una armonía entre el hombre y el espacio contenedor. Una sala de mármol negro extremadamente reluciente, podría generar, por ejemplo, una sensación fría, lejana, fantasmal… mortuoria, por decirlo más directamente. Sin embargo, ese mismo mármol, con una textura más rústica, casi en bruto, más suave al tacto, más «ablandado», podria cambiar esas sesanciones por algunas otras más positivas.
Desde los materiales, desde el diseño de los espacios, y la iluminación deben contenernos, pero las actividades, y deben tener funciones contenedoras. Deben invitarnos a quedarnos un momento, para generar también de este modo que uno quiere estar en ese sitio.
Los niños, por ejemplo, no tienen casi nada que hacer en estos grandes templos del vino, se aburren, se cansan… mientras sus padres disfrutan de una cata de un buen vino, ellos sólo quieren una bebida refrescante, o irse a casa. Entonces… los padres comienzan a sentirse incómodos también, por lo que se frustra toda buena intención de contener.
La diversión con los niños está asegurada si puedan hacer cosas. Cosas como saltar, gritar, jugar, romper, aplastar uvas con sus propios pies… los niños deberían tener un entorno apropiado para ser contenidos, dando seguridad a los padres que están bien, seguros, y divertidos. Esto distiende a sus padres, que comprarán alguna botella extra que no tenían pensado gastarse…
En general, las mujeres tienen algunas leves diferencias en los gustos de los hombres, por lo que también hay que pensar en ellas de manera diferencial…Siempre se puede crear un espacio muy femenino para el disfrute.
DIVERSIÓN:
La diversión debe estar asegurada. Aunque no sea esto una fiesta, pero debe haber momentos y lugares en los que tendremos que divertir al visitante. Los típicos videos de la historia de la bodega, suelen ser bastante tediosos, por lo que deberían reemplazarse por algo más divertido, más interactivo…
Los niños pueden, como dije antes, estar en un sitio realmente divertido, y aprendiendo cosas interesantes. Pero el lugar debe serlo. La propia arquitectura debería darnos diversión mediante elementos arquitectónicos que resuelvan efectos y sensaciones divertidas.
Habrá, por supuesto espacios más reservados para aumentar la mística del vino, la mística de la bodega. Entonces aquí, la diversión irá por otro lado, por la de la ambientación mística. Esto, no necesariamente tiene que ser aburrido…

ACTIVIDADES CREATIVAS:
INTERACCIÓN es la palabra fundamental. En realidad esto no es un museo, aunque tenga algún museo en un sector del edificio, pero la gente necesita comprobar con sus propias experiencias las historias que le cuentan.
Por ejemplo, la sala de arte con vino, para pintar con los colores de los diferentes taninos sobre papel, y luego verificar los violetas, morados…y rojos, mientras lo vamos catando… de paso.
Sala de actividades industriales, en donde se hacen los procesos del vino en cada una de sus fases, y se lo va fabricando, hasta poder llegar a embotellar un vino propio, recién hecho… claro, sin los tiempos de fermentación…por supuesto.

EL GRAN ESPACIO CENTRAL:
Creo que un espacio endonde converjan todos los otros lugares del recorrido, podría ser un buen elemento unificador, y un poco más magnánimo que el resto de los sitios. Allí podemos generar el encuentro, hacer muestras, colocar obras de arte, poner stands de otros empresarios que quieran ofrecer un nuevo producto relacionado, o exposiciones itinerantes.
Probablemente se pudieran colocar allí, grandes pantallas de LEDs que pasen información interesante, y que sirva de espera y descanso entre una visita y la siguiente.
QUE VENDA:
Mientras tanto, la propia arquitectura nos está ayudando a vender. No es sólo un espacio monacal que produce en algunas personas la sensación de querer salir corriendo, sino que es un gran sistema de espacios que me hacen sentir cómodo, bien, positivo, y que me van invitando a seguir estando, disfrutando, y por supuesto comprando las exquisiteses y souvenirs que me ofrecen al pasar.
Debe vender, pero no solo vender botellas y recuerdos, sino que debe «vender la marca». La gente debe irse con la sensación de que ahora son FANS número uno de esta bodega visitada, y que en los próximos 10 asados, tendrán varias botellas para compartir con los amigos y poder contarles la experiencia vivida.
Debe generar la fidelización del cliente. No sólo es un buen vino o una buena bodega, sino que es un espacio que nos permite compartir un momento en familia, o en pareja, en lugares románticos y con glamour. El visitante debe querer volver, debe querer anotar en la agenda de su teléfono móvil el whatsapp de la bodega para pedir reservas seguido. El Espacio debe pasar a ser casi como un club del vino, casi por sí sólo.
Y CÓMO DEBE SER ENTONCES EL CENTRO DE VISITAS DE UNA BODEGA?
Debe ser encantador, debe tener en cuenta las orientaciones, debe prever los cambios de clima con las estaciones, debe permitirnos vivir una experiencia ecológica y sustentable, debe permitirnos aprender a convivir entre viñedos.
El «MONOtema», que es el vino y su industria, se puede encarar desde varios puntos de vista. Desde los diferentes puntos de vista de cada uno de los posibles visitantes, por lo que el cristal con el que se mire cada uno de los espacios que se vayan a diseñar, tendrá que tener en cuenta esta visión. Si queremos reunir a los amantes del rock&vino, evidentemente no pensaremos un espacio claustral como el de los amantes del Jazz&vino.
Es decir, deberíamos poder encontrar esta primera palabra que acompaña al vino, para que sea el objetivo del diseño de los espacios de nuestros centros de visitantes. Sin olvidar por supuesto, a los niños que acompañan siempre, y preguntan demasiado seguido «mamá cuando nos vamos?».
